“No necesitas impresionar a nadie, olvídate de los juicios y no habrá nadie que pueda detenerte “.
James Altucher.
¿Cuántas veces te has encontrado en situaciones en las que de tu boca sale un sí forzado, mientras finges una sonrisa desarticulada y al mismo tiempo escuchas al resto de tu cuerpo y tu cabeza gritar la palabra no? ¿Cuántas veces te ha pasado que después de ese site vas culpando todo el camino y pensando en las mil excusas que pudiste dar para zafarte? ¿Cuántas veces te has encontrado haciendo cosas que detestas, o estando en lugares y con personas que no quieres porque no supiste cómo decir que no? Si te identificas con alguna de estas situaciones quiero decirte: bienvenido.
Desde que somos muy pequeños aprendemos que la palabra “no” tiene una connotación negativa. A pesar de ser una de las palabras que más escuchamos durante la infancia, (no te subas, no toques, no corras, no te comas eso, no tires, no pegues, no te muevas) aprendemos que decir que no es de muy mala educación, y así crecemos, con un cable mal ajustado que nos hace sentir culpables cada vez que usamos la palabra o cada vez que nos negamos.
En realidad es que una parte de tu cerebro aprendió que decir que no es confrontarte con el otro, y dado que somos seres gregarios y necesitamos estar en manada, sentimos que al negarnos, corremos el riesgo de que nuestros lazos afectivos se rompan, es por eso que tu cabeza suele evaluar muchas veces la alternativa de dar un sí que incomode, en lugar de un no que ponga en riesgo tu permanencia en la manada. Sé que suena extremo pero así funciona el inconsciente. Si no haces introspección y trabajo personal irremediablemente vas a funcionar de una manera primitiva que te mantenga en estado de supervivencia diciendo que si a miles de cosas que no quieres pero que te dan la falsa ilusión de ser aceptado.
La buena noticia es que aprender a decir que no es una habilidad que todos podemos desarrollar. Decir que no muchas veces demuestra que tienes el control de tu vida, que has dejado de ser complaciente y que has conectado con tu poder personal.
A pesar de vivir en una cultura de falsa complacencia, que es debilitante y estresante puedes ir ejercitando el poder del no y el primer paso es que seas honesto con lo que verdaderamente quieres y le des permiso al adulto que eres de poder decir que no. Es importante que aprendas a diferencias entre negarte a algo y rechazar a alguien porque eso va a liberarte de la sensación de culpa asociada al no.
Aprender a decir que no va a irte liberando de cargas innecesarias de estrés, de compromisos que no deseas y de situaciones que te debilitan. Recuerda que lo más importante es que seas honesto con lo que sientes y deseas, eso te da congruencia en la vida y una persona congruente es una persona poderosa e ilimitada. Aunque quizás nunca lo consideraste como una habilidad, el aprender a decir que no va a contribuir a que tengas una vida más ordenada y equilibrada.
Libérate de la necedad de decir que si cada vez que tu cuerpo y tu mente gritan no. Di NO y experimenta la sensación de libertad y honestidad contigo mismo. Ya eres grande y tienes permiso de decir que no cuantas veces quieras, asúmete como un adulto, sé congruente pero sobre todo… vé y sé EXTRAordinario.
Karla Lara