Estuve esperando por horas pero cuando finalmente llegó, era tan encantador, que todas las personas en la habitación quedaron impactadas. Se veía tan libre, tan suyo, totalmente auténtico, sin un solo interés en sorprender o quedar bien con nadie. Su simple presencia era suficiente y no tenía miedo de expresar sus necesidades.
Después de saludarlos a todos finalmente llegó mi momento con él. Su mirada lo decía todo, en sus ojos no había miedo, ni desconfianza, tampoco tristezas ni desilusiones.
Si es verdad que los ojos son la ventana del alma, entonces me atrevo a decir que su alma está en completa paz. Cuando puso su mano en la mía, sentí una descarga de amor incomparable y de nuevo estaban sus ojos, viéndome por primera vez.
Viene de un lugar abundante, en el que no hay ningún tipo de limitación ni mental, ni de recursos. Nunca ha pensado que no es lo suficientemente bueno para algo, todo lo ha hecho sin necesidad de buscar aprobación de los demás. No le tiene miedo a nada ni a nadie. Él sigue su impulso de vida y con eso le ha bastado hasta ahora.
Él viene a confirmar que absolutamente todos venimos del mismo lugar.
Él no pretende ser alguien, ya lo es. No le angustia expresar sus necesidades ni sus emociones. No juzga y no se mete en la vida de los demás. Sin cuestionar, Él acepta a cada una de las personas que llegan a saludarlo por lo que son. No le importa de dónde vienen, a qué se dedican, cuánto ganan o cómo es su vida personal.
Él no se define de ninguna manera, él es él y punto. No le preocupa lo que personas piensen, opinen o crean. No le interesa la política, ni la religión. Él está en lo suyo y definitivamente nada puede quitarle el sueño.
Él viene a confirmar que absolutamente todos venimos del mismo lugar. Todos hemos sido abundantes, libres y sin miedos. Todos, de una manera u otra, hemos seguido nuestro impulso de vida. A todos nos diseñaron en la misma fábrica y traemos el mismo cableado y software. Él es Matteo, mi sobrino recién nacido y tenerlo cerca es el recordatorio viviente de que lo único que tenemos que hacer es regresar al origen, necesitamos restaurar los ajustes originales de fábrica para poder vivir plenamente.
Tú y yo estamos hechos de ese mismo material. Adentro del vientre de tu madre sabías exactamente lo que tenías que hacer, naciste y seguiste tu impulso de vida. No sabías lo que era el miedo o la escasez, tampoco te preocupaba la enfermedad, ni si eras aceptado o no. Solamente eras tú y eso era más que suficiente. No tenías que pretender ser alguien más porque jamás te cuestionabas si merecías amor. No te preguntabas si acaso eras EXTRAordinario, simplemente lo eras.
Todos tenemos un comando para restaurarnos y hoy te comparto dos pasos definitivos para lograrlo:
1. Aprende cómo desaprender
Toma cursos, ve a terapia, lee, busca tutoriales y recopila toda la información que puedas para aprender a desaprender todo lo que te ha alejado de tu configuración inicial. Recuerda que todo lo que eres hoy es la suma de muchos aprendizajes, la buena noticia es que todo lo que no te sirva o te acerque a la vida de tus sueños es algo que puedes desaprender. El secreto está en volver al origen, encuentra un camino que te guste y te acerque a el.
2. Ámate
El camino para regresar a la configuración de fábrica es largo y hay obstáculos, para recorrerlo exitosamente tendrás que aprender a amarte mucho. La sensación que tendrás es que conforme avanzas sabes menos y eso es confuso, pero pase lo que pase ámate. Cometerás errores, darás pasos hacia atrás, tendrás dudas pero si aprendes a amarte por sobre todas las cosas, entonces encontrarás la fortaleza y la determinación para volver al origen.
En la fábrica en la que nos diseñaron se encargaron de llenarnos de recursos, nos hicieron ilimitados y si buscas bien encontrarás que hay un camino de regreso que te acerca a lo mejor de ti. Así que desaprende todo lo que no te sirva, ámate fuerte y ve a ser EXTRAordinario.
Karla Lara